“Después de un viaje de 8 horas; nada como llegar a un buen hotel”

El Cotton House Hotel, fue el hotel en donde nos quedamos, durante nuestra estadía en Barcelona. Es un emblemático edificio del siglo XIX y antigua sede de la fundación Textil Algodonera.

Cómo llegamos bien temprano por la mañana y nos tocó esperar por nuestra habitación; uno de los empleados nos ofreció un pequeño recorrido por el hotel, para así familiarizarnos.

Te cuento que valió la pena, porque conocimos un poco de la historia del edificio; el cual fue construido por una familia de la alta burguesía catalana.

Tiene un estilo neoclásico de 6 pisos y conserva todavía: su escalinata de mármol, finos parques y boiseries que pueden apreciar en los techos, suelos y en algunas paredes. Está ubicado en la Gran Vía de les Corts Catalanes, 670 08010.

Esta avenida es una de las más importantes de la ciudad; Bilcito y yo la recorrimos bastante (a ver donde esta Bill en la foto? 😉 ).

La habitación me encanto; bien cómoda, amplia y con vista a la Gran Vía. El colchón y las almohadas? super…! porque para mi, eso es bien importante, a la hora de dormir.

El área del comedor me encanto, tiene un área al aire libre en una terraza; la piscina está en el último piso (no es una piscina grande, es bien pequeña). El servicio de concierge está en el piso del restaurante; son bien amables y atentos por si necesitas información de adonde ir.

El hotel está bien ubicado. Prácticamente se puede ir a muchos lugares caminando; si no te molestan las caminatas. Como la habitación nos las entregaban para después del mediodía; decidimos ir a recorrer la ciudad.

Caminamos desde el hotel hacia la izquierda, hasta la plaza Cataluña. Allí tomamos uno de los autobuses turísticos de dos pisos; que para mí, está la mejor manera de conocer las ciudades que están visitando, para así ubicarse en ellas al principio.

Los precios del hotel están en el rango de hoteles caros pero razonables; nos enteramos después, que es parte del Marriott y no aprovechamos para acumular puntos.