Warnemünde, un balneario alemán a las orillas del mar Báltico; fue nuestra 3era parada durante nuestro crucero por los países nórdicos y bálticos.
El balneario forma parte de la ciudad de Rostock, en el estado federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. El crucero llego temprano por la mañana y zarpo por la noche; así que tuvimos varias alternativas mientras el barco estuvo en el puerto.
Muchos se fueron en tren a Berlín, otros pasaron el día en la playa de Warneünde y nosotros fuimos a conocer Wismar, en un tour en autobús con guía.
Warnemünde significa «boca del Warnow«, en referencia al río Warnow que desemboca en el Báltico al este de la localidad. Cuenta con una industria turística bien desarrollada que aprovecha la suavidad del clima durante el verano, con playas kilométricas de fina arena blanca y agua bien fría, me hubiese gustado meterme al agua pero no tenía mi traje de baño y la verdad que no sabía nada acerca de la ciudad ni que era un balneario.
También está rodeada por bosques a los que pueden ir caminando. Los alemanes llaman a Warnemünde “Balneario de Alemania”.
Al salir del barco cruzan por un túnel por debajo de los rieles del tren y llegan a la entrada de la ciudad. Como yo ya conocía Berlín decidí caminar temprano por la ciudad para luego tomar el tour a Wismar.
La ciudad es bien pintoresca llena de tiendas, restaurantes y cafés bordeando el canal o por entrelas calles.
En la playa hay un faro en perfectas condiciones que se ve desde casi cualquier lugar de Warnemünde, con una altura de unos 30 mts. Construido en 1897, ayuda no sólo a los barcos en su camino hacia puerto seguro, sino que también se ha convertido en uno de los atractivos de la localidad costera.
Tiene varios hoteles en el paseo con acceso la playa, unos antiguos y otros bien modernos.
En la playa verán pintorescas cabinas de sol, fabricadas en mimbre de la zona, que le dan un colorido propio al lugar. Me contaron un dato curioso acerca de las sillas de playa y busque acerca de ellas por la internet.
En el año 1882, el cestero de la corte Wilhelm Bartelmann inventó la primera silla de playa para una dama con reumatismo a la cual le fabricó un asiento para la playa, así ella podía sentarse al sol y disfrutar del curativo aire marítimo. El primer puesto de sillones playeros de mimbre del mundo fue dirigido por su esposa en el verano de 1883 cerca del faro. Y como verán hoy las sillas de playa son muy populares en todo el mundo y no solo en las playa, sino en jardines, terraza y patios.
